domingo, 28 de septiembre de 2008

Meta-respuesta

Hay quien dice que los blogs no pueden ser más que un acto puramente personal. La gente los ve y utiliza como proyecciones de lo propio, de la emoción, el intelecto y la experiencia que va formando a cada individuo. No estoy seguro, pero mi impresión es que los blogs harto personales padecen a veces de cierto infantilismo estridente, de individualismo exacerbado. Aunque hay muchos que son actos de generosidad, puertas abiertas para compartir con otros lo que se vive, en su mayoría me parecen sospechosos instrumentos de auto-promoción, ventanas para el exhibicionismo que incentivan esa actitud tan obvia en nuestro tiempo, que consiste en reducir la realidad al texto y a la imagen, a la representación, si prefieren.
Así que aunque también tengo un blog que no es más que una proyección de mí y en el fondo pura representación (que el Gran Auditor de la Coherencia vaya haciendo su lista de ideas incompatibles), me resisto a usarlo como espacio de exhibición de mi mismo y de mi vida. Hay quien lo hace y lo hace bien. Yo no. Quisiera dejar las cosas en paz, tomar actitudes conciliadora, dejar pasar y no hacer de este espacio una proyección del yo, pero en este caso las respuestas merecen nuevas respuestas.
Mi post sobre el Mayor Gopal nace de la incomodidad y el rechazo moral y ético que me provoca lo escrito por FCC en el post sobre Zapata y no de los comentarios ni las alusiones (lúdicas y humorísticas, según se dice) al Javo dejadas en mi post sobre Batman.
En el post sobre Zapata, FC escribió: "Yo alabo la agitación y el conflicto" ¿Qué diablos quiere decir eso? ¿Cuál agitación y cuál conflicto? ¿Desde dónde se hace esa alabanza? ¿Qué ética es la que permite alabar la violencia? Mi intuición me dice que dicho elogio sólo puede provenir de un escepticismo melodramático con el que no simpatizo (pero ojo: es intuición y no una certeza). Me parece que las alabanzas (¿teóricas? ¿poéticas?) de la violencia sólo pueden hacerse posible desde una posición sumamente cómoda, que se da el lujo de hacer ditirambos de aquellas violencias que se consideran políticamente necesarias a la vez que se condena con dedo flamígero las que parecen moralmente reprochables.
Me parece Francisco, que tu afirmación (por más que vaya disfrazada de acto poético) coincide lamentablemente, con una posición dogmática y totalitaria, similar a la que tienen todos aquellos que efectivamente ejercen o celebran la violencia (hombres de estado, guerrilleros, mafiosos, empresarios, prepotentes de toda calaña). Es una posición que a mi me parece provenir de una visión puramente egocéntrica del mundo (del tener la certeza moral de que "hay cabrones y cabronas que merecen ser destruidos"). De ahí que la identifique con algo que llamo "nihilismo burgués". Me parece por otra parte, que la génesis de tus dichos no puede sino encontrarse en una identificación (cultural) con el valle de lágrimas que los católicos piensan que es el mundo. Sólo que a diferencia de los católicos convencidos, no hay salvación ni vida después de la muerte. De ahí que las alabanzas a la violencia, sobre todo hechas desde la comodidad del hogar, me parezcan"una forma fastidiosa de catolicismo sin Dios".
En tu respuesta dejas intocada mi referencia al Che, que en el fondo es el centro de la crítica, porque a diferencia tuya, su alabanza de la agitación y el conflicto iba acompañada de una praxis. El Che, a diferencia de Gandhi, no tuvo contradicciones. El mundo le repugnaba como era, los hombres como existían le parecían tan miserables que creía en la necesidad de "un hombre nuevo" y actuó en consecuencia. Nunca se alejó del guión. No tuvo las contradicciones que señalas en el caso de Gandhi. Para el Che, la consigna era "crear dos, tres... muchos Vietnam, " y es ésa coherencia centrada en la violencia y no los estertores de una radicalidad puramente discursiva lo que realmente me preocupa.
Y sí, estoy lleno de esas "contradictorias convicciones" que tan prontamente estás dispuesto a señalar. Es más: vivo contradictoriamente. Entre otras cosas porque no se cuál es la verdad y porque la noción de ella me parece totalitaria, violenta y megalómana. Trato de que mis contradicciones no se tornen en deshonestidad o hipocresía y procuro -siendo la persona que soy- no hacer daño a los demás. Si lo mío te ha parecido una provocación y un escupitajo, lo lamento sinceramente. En todo caso, buscaba cuestionar una posición que rechazo y a la vez incentivar el diálogo con alguien que respeto y cuyas opiniones me interesan (todos ustedes, pero en éste caso las tuyas, Fran). Ojalá el diálogo continúe aunque sea ríspido.
Un abrazo,
EZ.
PD: Si tuviera que pelear con alguien en un club de la pelea, seguramente eligiría al Che, aunque lo más seguro es que me pondría una tunda. Creo que sólo un gringo divertido, macho y nihilista (Palahniuk) podría tener la ocurrencia de querer madrearse a Gandhi.

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