Un cohete sale disparado hacia el cielo lleno de nubes. Retumba en el valle, gallos y burros se agitan y comienzan su desafinada sinfonía. Un clarinete ensaya una larga escala en alguna casa. La caminata y el ritual (¿acaso son diferentes?) han comenzado. Cargo una olla llena de tamales y algunas bolsas de plástico. Me quisieron dar uno de los guajolotes pero no pude cargarlo y las sonrisas cómplices aparecieron. El animal me rasguñó con una de sus patas.
Pasamos la iglesia, la ermita de San Antonio, subimos un poco más y llegamos al Zempoal Chiquito. La montaña envuelta en neblina se hace cada vez más grande, la gente ríe y conversa hasta que unas horas después, aparece el camino de piedra y las nubes húmedas empiezan a envolvernos aunque el sol ya ha salido. Un hombre viejo, camiseta, mezclilla gastada y huaraches de charol llenos de lodo se adelanta. Pide a M. que la acompañe.
-Ése es el xemabie- dice E.
El viejo y la chica atraviesan un bosquecillo de grandes árboles cubiertos de musgo y otras plantas que no sé reconocer. Nos juntamos a su alrededor, ellos suben un pequeño altar que no es más que algunas piedras apiladas. El xemabie reza y sólo alcanzo a entender algunas palabras: koop'k, Cong'hoy, tu'uuk: montaña, rey, pollo.
El xemabie abre los brazos y parece que va a lanzarse hacia el mar de nubes que hay debajo de él. Sigue la letanía, que sólo se detiene hasta que alguien le pasa una jícara con tepache enrojecido con achiote. A todos nos toca una y vertimos un poco en la tierra antes de tomar, también hay cigarros, tres para cada quien. Le llega el turno a los guajolotes. Se agitan miserablemente, pero en los brazos del xemabie se muestran tranquilos. Los acaricia y les pide perdón por sacrificarlos. Luego les corta el cuello y los pone de cabeza. Tres gotas de sangre densa y púrpura corren del cogote del animal y caen sobre las piedras, tres por cada uno.
La ceremonia es para M. que empieza a trabajar la próxima semana, pero otros también quieren pedir cosas, también yo subo al altar apurado por mis amigos -Pide algo antes de que llueva- dicen. Encima de las piedras no hay nada más que el cielo y las montañas que parecen no tener fin. También tengo una oración secreta, pedidos al dios, cuentas que saldar. Abro los brazos y cierro los ojos y encima de mí retumba el truenos. Muy bien -dicen el viejo Xemabie- parece que Condoy ha escuchado, pero eso no necesariamente significa algo.
6 comentarios:
"Parece que Condoy ha escuchado, pero eso no necesariamente significa algo".
Dioses sordos para bocas necias.
Chidillo ritual. Bienvenido a casa, Meteoro.
Obrigado y gracias por echar la mano (como siempre)
EZ: me alegra enormemente bañar de sangre este blog.
FC: Siguiente Post--
Cómo hacer napalm con Florida 7 y arena de gato.
Perdón, todavía tengo algo en el tintero. Véase como un aperitivo previo al texto del FC.
Abraxos a todox,
E.
The Diary is back! Congratulations if not for you for me
J.
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